El Atlante saborea por primera vez la gloria. Parte I

Por: Víctor Miguel Villanueva
@VictorMiguelV

Aún sin entender cómo se pueden conseguir 140 goles en 30 partidos y no ser campeón, el Atlante comenzó el 8 de agosto de 1946 el camino a su primer título de Liga de la era profesional del futbol mexicano. Seguía siendo la Aplanadora Morena; el general José Manuel Núñez no cambió nada, confiaba en que ese equipo estaba predestinado a ser campeón, así que dejó todo igual: El Potrillo Villavicencio, de portero; Peluche Ramos y Alberto Medina, en la defensa; La Margarita Gutiérrez, el Negro Arizmendi y Roberto Scarone, en medio campo; la mejor delantera de la que se tuviera memoria: Ángel Segura, Angelillo; Martín El Maestro Vantolrá, Horacio Casarín, Mateo Nicolau y Rafael El Tico Meza. Dirigidos por el húngaro Luis Grocz. No se equivocaría esta vez, este Atlante no haría tantos goles, pero sí los puntos necesarios para ganar su primera Liga de punta a punta. Esta es la historia de los primeros 10 juegos en que el Trabuco Azulgrana ganó 8 juegos y empató dos.
El general José Manuel Núñez creador de la Aplanadora Morena
            El Parque Mirador fue el escenario del debut liguero de Atlante que ese 8 de agosto de 1946 enfrentó al Puebla. El equipo local comenzó como un vendaval y rápido se puso 2-0 ante su público eufórico que festejaba esa parcial victoria sobre el subcampeón de Liga y de Copa. Pero la leyenda decía que, si el equipo de Grocz anotaba uno, vendrían más, muchos más. Se cumplió ese día: del minuto 30 al 41, es decir, en sólo 11 minutos, el Atlante marcó ¡cinco goles! Incluyendo un Hat Trick de Horacio Casarín. Rafael Meza el primero; el Hijo de don Venancio al 34, 37 y 40; finalmente, el Maestro Vantolrá cerró al 41. El segundo tiempo fue un trámite.
            La segunda presentación del cuadro azulgrana, en la temporada 1946-1947, se produjo en Guadalajara, ante el Oro. En un parque lleno de público entusiasta el Atlante consiguió una victoria módica, pero suficiente para sumar dos puntos más. Rafael Meza anotó un doblete: el 1-0 a pase de Casarín y el 2-0 al cobrar un tiro indirecto desde fuera del área tapatía. Era hora de presentarse ante su público en la Ciudad de México.
            El 8 de septiembre el Parque Asturias de la Calzada Chabacano registró un casi lleno para ver a los Prietitos. El Tampico resultó presa fácil, no metió las manos, la prensa dijo que “parecía un entrenamiento”, pues el Atlante los hizo trizas con un 5-0. A los 18 minutos el argentino Nicolau abrió el marcador; cuatro minutos la mítica fórmula de desborde y centro de Vantolrá y remate y gol de Casarín funcionó para beneplácito de los atlantistas en la tribuna. Aun no dejaban de aplaudir cuando Roberto Scarone, con ese porte de guerrero de las canchas, avanzó con balón controlado, fijó su vista en arco tampiqueño, disparó fuerte, el balón chocó con el travesaño y terminó en la red: golazo, la tribuna enloquecida. En la parte complementaria Casarín completó su segundo Hat Trick de la temporada: primero de cabeza a pase de Meza, luego recogió un rebote al poste para marcar el quinto gol azulgrana. Tres juegos, tres victorias. Lo mismo que el Moctezuma, pero los Prietitos con 12 goles a favor.
Horacio Casarín hizo dos hat trick en tres juegos.
            El primer juego nocturno de la campaña fue el jueves 26 de septiembre ante el Asturias, otro gran lleno. La Afición dijo que se trató de un juego “fuerte para el sistema nervioso” por la espectacularidad y la bravura con que se disputó. Atlante en el primer tiro de esquina, a los 3 minutos, encontró el gol: un mal rechace hizo que el balón llegara fuera del área asturiana donde Scarone, con el sello de casa, disparó sin piedad pero con puntería y marcó el primero. Asturias igualó, pero al 36 Horacio Casarín peleó un balón por alto con el defensa Romo, ambos cayeron, tirado el atlantista, con el portero Polomino casi encima, golpeó el balón y anotó. Tres minutos más tarde el inmenso Scarone mostró una vez más la potencia de sus disparos y de larga distancia volvió a marcar un golazo. 3-1 y al descanso. En el segundo tiempo, el Asturias controló al Atlante, le hizo un gol más, pero la victoria azulgrana se consumó. Cuatro de cuatro.
            El quinto juego del torneo para el trabuco del general Núñez fue en Orizaba ante el ADO. Con todos sus titulares incluidos venció 2-0 con los tantos de Mateo Nicolau, primero a pase de Angelillo y luego a servicio de El Maestro Vantolrá. La tabla decía que Atlante era líder con 10 puntos en cinco juegos; sus escoltas tenía un partido más y estaban de la siguiente manera: León con 8 unidades, Guadalajara y Moctezuma con 7 cada uno.
            Gran expectación había en la capital de la república ante la visita del Guadalajara, tercero de Liga, al Parque Asturias. Otro lleno, desde luego. Atlante fabricó dos grandes opciones de gol antes del primer cuarto de hora del juego; una de Angelillo y otra de Meza, a ambas el portero Mota les hizo soberbias atajadas, el público lo ovacionó y los periódicos no escatimaron elogios. Enseguida, Pablo González marcó el 0-1 para la visita con disparo de larga distancia. Pero al minuto 28 Nicolau desborda por la derecha, llega al fondo y le pone medio gol al Maestro Vantolrá que no falla, es el 1-1. Antes del descanso, el Guadalajara recuperó la ventaja, luego que González resolvió una melé dentro del área local. Atlante tuvo que recurrir a todos sus recursos futbolísticos: se hizo del balón, abrió la cancha, ahogó a su rival y, al minuto 71, Nicolau volvió a desbordar, pero ahora hacía la portería, disparó con fuerza, el portero Mota atajó pero soltó el balón y el Maestro estaba atento para empujar el balón a la red. Segundo empate del juego que se va a mantener, gracias a que, cerca del final, La Margarita Gutiérrez de cabeza salvó el arco vacío del Atlante. Al final el público aplaudió, fue una gran exhibición de futbol, aunque el paso perfecto se esfumó: Atlante perdió su primer punto del campeonato.
            Pero la cosa no terminaba ahí. Ahora el líder viajó a Guadalajara para medirse al Atlas. Como era costumbre, la expectación era grande, el viejo Parque Oro estaba abarrotado y a las arcas rojinegras entraron 42 mil 821 pesos de pura taquilla. Una “multitud” quiere ver al Atlas quitarle lo invicto al Atlante. A los dos minutos estalló la locura cuando Pairoux hizo el 1-0 ayudándose de la mano y en fuera de lugar, pero el árbitro Díaz González dijo que era legal. El equipo de Grocz resiste al rival, al público y al árbitro; la paciencia es la virtud y, pasada la hora de juego, Nicolau avanza, sirve a Meza, el Tico levanta la mirada, ve a Casarín, le pone en la cabeza el balón y gol, el gol del empate. Segunda igualada consecutiva, pero el liderato está a salvo: Atlante 12 puntos, por 8 del León con un juego más.
            Es un momento de apremio en la temporada. Sin victoria en dos juegos Martín Vantolrá, Angelillo y La Margarita, estaban lesionados y no pueden jugar. El pueblo azulgrana de todos modos confía y casi llena el Asturias para enfrentar al Marte. Para colmo iniciaron perdiendo. Hay preocupación en campo y gradas hasta que al minuto 20, Arizmendi de larga distancia empata y desde ese momento sólo hay un equipo en la cancha y el portero rival. Sí, José Moncebáez evita dos tantos más, el público lo ovaciona por sus “paradas increíbles”, aun así, Rafael Meza y Horacio Casarín hicieron dos goles cada uno para darle forma al marcador de 5-2, que pudo ser más amplio pero cuatro balones terminaron en los postes de la portería del Marte. El Atlante estaba de vuelta para cerrar el primer tercio de la temporada pasando por encima de sus rivales.
            El 3 de noviembre recibió la visita del León. En cinco juegos anteriores el conjunto guanajuatense había ganado 4 y empatado 1; es decir, el Atlante no le había ganado nunca en el profesionalismo. La gente lo sabía y fue al Asturias para ver la primera vez. Según la crónica del diario Esto los Prietitos fueron dominados de principio a fin. La Afición escribió que todo el partido “el coloso estuvo en peligro”. Una vez más el visitante se puso adelante con gol tempranero, hasta el minuto 26 Casarín empató tras rematar un centro de Meza. Diez minutos después el suplente Noriega hizo el gol de la voltereta al marcador. Pero, el visitante empató a dos. Comenzaron a jugarse los últimos diez minutos cuando el coso de la Calzada Chabacano estalló: Noriega remató un pasé de Meza. Tres a dos. Un triunfo muy oportuno que puso al Atlante con seis puntos de ventaja sobre el León y el España; el líder tenía 16 unidades y sus escoltas 10.
            América recibiría al Atlante el 14 de noviembre de 1946 en el Parque Asturias, pero solicitó jugar en el reciente y aún sin estrenar Estadio Olímpico de la Ciudad de los Deportes. No fue posible por “problemas con la transmisión de radio, con los empleados de las puertas y cojineros”. El partido resultó un gran espectáculo. Antonio Andere aseguró “Muchos cristianos que por vez primera hubieran asistido al futbol, se hubieran convertido a la vista de tan formidable espectáculo en aficionados para toda la vida”. No era para menos, hubo siete goles ese día.
El registro del Hijo de Don Venancio en aquella temporada histórica.
            En las filas azulgrana reaparecía Martín el Maestro Vantolrá y el Potrillo Villavicencio, pero no jugaba el alma del equipo: Roberto Scarone. América, para no variar, se adelantó en el marcador. A los 28 Atlante consiguió el primer empate del juego cuando se invirtieron los papeles: Casarín desbordó, centró y Vantolrá remató e hizo el gol. Los cremas volvieron a irse al frente, pero el delantero catalán del Atlante marcó su segundo gol ahora a pase de Nicolau. 2 a 2, cuatro goles en 35 minutos. Nuevamente América se adelanta, pero el Maestro está en su día, ya hizo dos goles y ahora hace una asistencia a Casarín para el tercer empate del juego que tiene locas a las tribunas de sol y a las de sombra. El acabose llegó al minuto 90 cuando Casarín elude rivales, centra, le devuelve el favor al Maestro y Martín Vantolrá clava el cuarto gol para una victoria más de la Aplanadora Morena. Un juego para la historia.
            Así, con esa solvencia ofensiva, con esa variedad de ataque, con sus estrellas brillando al máximo, en el primer tercio de la temporada 1946-1947 el Atlante tenía 8 victorias y dos empates, con una ventaja de siete puntos. Estaba, definitivamente, en camino de saborear por primera vez la gloria. (Continuará..)


Fuentes: Esto y La Afición.
NOTA: Las fotografías no corresponden NECESARIAMENTE a los hechos aquí narrados, sirven únicamente como ilustración.

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