Cuando el futbol mexicano conoció al Atlante
Por: Víctor Miguel Villanueva
@victormiguelv
Tan sólo habían transcurrido diez años de
su fundación. Ya ostentaba el título de tricampeón de la Liga Nacional de
equipos llaneros; ya las masas menos favorecidas lo seguían porque se
identificaban con él; ya eran conocidos por azulgranas. Era 1926 y querían
estar en la Liga Mayor de la Federación Central de Futbol, se lo habían ganado
en la cancha. Sin embargo, les pusieron un requisito: jugar la eliminatoria
rumbo a los Juegos Centroamericanos que aquel año se organizarían en México. El
destino quiso que en ese certamen el Atlante
mostrara su grandeza, venciera al campeón de México y fuera víctima de una
serie de maquinaciones para dejarlo fuera. Pero ya nadie le pudo negar el
acceso al futbol organizado y además, de aquel torneo eliminatorio de agosto de
1926, surgió la rivalidad entre Atlante
y América, siendo la primera victoria de color azulgrana.
El primer Atlante que pisó un campo con tribunas y pasto. Foto: Archivo General de la Nación (AGN) |
En
los años veinte del siglo pasado la Federación Central de Futbol, máximo
organismo de ese entonces, cobraba 50 pesos por ingreso. La cantidad era alta
para la mayoría de equipos que practicaban futbol en la capital del país. Un
grupo de empresarios decidió organizar una Liga Nacional donde se le diera
cabida a aquellos equipos, a los cuales les cobraba únicamente 10 pesos; en sus
mejores tiempos aquella Liga llegó a reunir 200 conjuntos, entre ellos los Prietitos del Atlante. En 1923 comenzó a disputarse la Liga Spaulding, llamada
así por su máximo patrocinador; se jugaba en campos de las colonias Narvarte, Ixtacalco,
Iztapalapa, San Ángel, San Pedro de los Pinos, Contreras y la Condesa, según
relata J. Cid y Mulet en su Libro de Oro
del Futbol Mexicano. El Atlante
llegó un año después y arrasó con el público y con los títulos proclamándose
campeón en los años 1924, 1925 y 1926. Fue entonces que levantó la mano para
incorporarse a la Liga Mayor.
En
mayo de 1926, al presidente Plutarco Elías Calles se le ocurrió que México
podría ser sede de los primeros Juegos Centroamericanos. El día 24 se dijo que
14 naciones competirían y, desde luego, el futbol estaba contemplado en el
programa deportivo. Excélsior informó
a principios de junio que había quedado integrada una comisión para organizar
una eliminatoria nacional. Se obtendrían primeramente campeones regionales y
luego un vencedor nacional que representaría a México. Sin embargo, el futbol
de la Liga Mayor estaba metido en un escándalo.
Resulta
que el club Asturias acusaba al América de alineación indebida y de un claro
favoritismo del árbitro con los cremas al no marcarles dos penales en contra. El Universal le dio continuidad a la
nota; el 28 de mayo afirmó que la Federación desconocía al América como campeón
de la temporada 1925-1926. Pero, que en los próximos días, se tomaría una
resolución final. Mientras tanto el Necaxa se coronaba en el torneo de Copa el
día 6 de junio; América se fue de gira a Cuba, mientras que en la ciudad de
México se le desconocía como campeón. Empero, el 14 de junio el Comité de Honor
se “lavó las manos” en el caso Asturias-América y así se proclamó campeón al
segundo.
El cartel anunciando la eliminatoria para los Juegos Centroamericanos. Archivo General de la Nación (AGN) |
Entre
tanto, se anunció que el 3 de agosto se realizaría el sorteo para la
eliminatoria de la Liga Central de Futbol. Los invitados eran América, Necaxa,
Puebla, Toluca y el tricampeón de la Liga Nacional: el Atlante. Pero hubo madruguete, los periódicos informan que un día
antes de lo programado, la Comisión Organizadora –formada por miembros de la
Federación y jugadores activos de América y Necaxa–, se reunió y estableció un
calendario según sus cálculos daría una final entre electricistas y cremas. La
realidad fue otra.
Atlante se mediría al Toluca, el
ganador iría contra el Puebla y el vencedor jugaría contra el campeón América.
Mientras que en la otra llave, el México jugaría contra el Necaxa. El conjunto
poblano se retiró del certamen antes del inicio, por lo que se tuvo que ajustar
el calendario. Así, el 8 de agosto, en el Parque España el Atlante y el Toluca salieron al terreno de juego. Una escueta nota
dice que ambos equipos sufrieron de “nerviosidad” por jugar ante tanto público
por primera vez. A los diez minutos del primer tiempo, el partido estaba
empatado a un gol, en la segunda parte cada equipo hizo un gol más; el empate a
dos obligó a una prórroga de 30 minutos. Ahí el Atlante no tuvo piedad del Toluca, les hizo cinco goles y todavía
les anularon uno más. El marcador final fue de 7-3 para los Prietitos. Ocho días después su rival se
llamaba América y era el discutido campeón.
El
15 de agosto de 1926 es una fecha significativa en la historia del Atlante. El futbol mexicano supo esa mañana
en el Parque España de la brillantez, la entrega y el amor propio que tenía
esos once jugadores azulgranas en sus piernas y en su corazón. Es sin duda una
página de oro en el Centenario del Atlante.
El Parque de la Verónica estaba lleno, a las 10 de la mañana Necaxa y el México
jugaron el partido preliminar y válido para la eliminatoria; los pulcros
electricistas perdieron y quedaron marginados de los Juegos Centroamericanos. A
las 12 del día, el Atlante saltó al
campo, la porra del América gritaba “no somos el Toluca”, en alusión a los
siete goles que se comieron los del Estado de México una semana antes. Pero a
los Prietitos eso no los intimidaba.
Los periódicos relatan una gran expectativa del público por ver frente a frente
al campeón de la Liga Nacional contra el de la Liga Mayor. Aunque finalmente el
público vio el partido y no hubo ningún tipo de incidente en las tribunas de
madera del España.
El tri-campeón llanero se impone al campeón de la Liga Mayor. Archivo General de la Nación (AGN) |
En cinco minutos, el Atlante fabricó dos tiros de esquina
sobre el arco de Los Cremas.
Entonces, al igual que la semana anterior, de los gritos de burla se pasó a las
palmas para los jugadores azulgrana. A los diez minutos vino el uno a cero: Atlante recuperó el balón en el terreno
rival; con gran velocidad avanzan “no corren, sino vuelan, sin ser tocados por
ningún contrario”, luego el interior izquierdo remata y vence a Nacho de la
Garza. Es gol del Atlante. “Hubo
palmas y dianas por largo rato, y los que dudaban rectificaron”. El delantero
Sota del América empata el juego que se vuelve un ir y venir, donde el arquero
del Atlante, Antonio Ruíz, es la
figura y la tribuna lo aplaude.
El Atlante consigue el segundo gol apenas comienza la segunda parte.
Incluso pudo conseguir un tercer gol pero no es así. De pronto comienza a caer
un aguacero en el Parque España, los jugadores del Atlante aprietan los dientes y defienden su victoria hasta el
final. Después no hay hazaña, es una victoria justa y merecida del Atlante sobre el América.
Los periódicos dicen que
el Atlante probó “que tienen un
equipo suficientemente poderoso para derrotar, como ayer lo hicieron, a lo
mejor de la Federación”. Agregan: “La impresión del Atlante, fue magnífica. Muchachos modestos, que por segunda vez se
presentan en el campo máximo de
foot-ball, ante un público desconocido y ante un rival de la talla del
América, al que eliminan en buena lid, por el campeonato nacional, los hace
merecedores del aplauso general”. Sin embargo, vendrían una serie de actos infames,
antideportivos y vergonzosos que no le permitirían al Atlante ganar el torneo eliminatorio rumbo a los Juegos
Centroamericanos de octubre de 1926.
Sería una serie de tres
juegos entre el México y el Atlante.
El primero de ellos fue el 22 de agosto con triunfo de los “mexicanos”. El
vencedor alineó a jugadores del América y del Necaxa, ante la aprobación de un
miembro de la Comisión de Futbol nada menos que el capitán y fundador del
América: Rafael Garza Récord. El Atlante no tardó en protestar el juego.
Pero no procedió, incluso, en un hecho inaudito para el segundo juego no sólo
volvieron a alinear Garfias (Necaxa) y Romero (América), el árbitro era un
jugador del Necaxa: Roberto Jardón.
El Atlante empata la serie final pese a todas las irregularidades en su contra. Archivo General de la Nación (AGN) |
Así, el domingo 29 de
agosto en el Parque España el Atlante
se jugaba la vida en el torneo. Fue un partido ríspido y brusco que, sin
embargo. fue dominando por los Prietitos
que golearon 3-0 al México para empatar la serie. Varios jugadores del Atlante salieron lastimados por la
brusquedad del rival que permitió Jardón; asimismo, los Prietitos contaron con el apoyo del público que se dio cuenta de
las desigualdades en que se desarrollaba el cotejo. Pese al triunfo un
directivo del Atlante declaró a los
medios su inconformidad por las alineaciones indebidas y las designaciones de
los silbantes. Aludió que su equipo está conformado por gente humilde,
trabajadores, que en sus ratos libres jugaba al futbol. Aseguró que ellos, el Atlante, decidió participar, dando
respuesta a la invitación del Presidente de la República de fomentar el deporte
entre todas las clases sociales. Finalmente, dijo que el Atlante no causaría discordia y se disciplinaría ante la decisión
del Comité.
El tercer juego se
definió en favor del México. Se realizó en el Parque España el 5 de septiembre
de 1926. Días antes Miguel Tovar Mariscal, quien firma como capitán y otras
fuentes se refieren a él como el entrenador, hizo publica una protesta que Excélsior recogió en sus páginas. Ahí
las quejas del Atlante son: I) el
México se registró posteriormente al cierre de inscripciones para el torneo. II)
el sorteo arrojó que el Atlante sostuviera un juego más que el resto de los
equipos. III) la alineación indebida de jugadores de América y Necaxa con el
México en la serie final, pese a estar eliminados.
Protesta pública azulgrana. De nada sirvió. Archivo General de la Nación (AGN) |
Al final, el México
representó a la región centro, pero el futbol no fue incluido en la primera
edición de los Juegos Centroamericanos, a los cuales de 14 delegaciones
invitadas sólo llagaron dos: Cuba y Guatemala. El evento regional comenzó el 12
de octubre y culminó a principios de noviembre.
Atlante permanecería un año más en
la Liga Nacional. Pero la fama alcanzada en ese torneo eliminatorio era
definitiva y eterna. Sus juegos eran anunciados en los periódicos, lo seguían
masas de aficionados que aplaudían su futbol, que adoraban a sus jugadores y se
identificaban con su origen humilde. En octubre de 1927 el Atlante debutó en la Liga Mayor ante Necaxa y ahí nació el clásico
del futbol mexicano.
FUENTES:
Excélsior
El Universal
J. Cid y Mulet. El Libro de
oro del futbol mexicano. Editorial B. Costa-Amic. México 1962.
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